Surf en SD

Surf en SD
La vida está en el camino.

domingo, 2 de octubre de 2016

La Canción del Flamingo

Tú tarareabas la canción del flamingo
mientras yo masticaba ansioso
mientras yo tragaba nervioso
mientras mis ansias me consumían
mientras me moría
                               por ti.

La canción del flamingo fue mi pesadilla
un remanente lírico
que me acosó
que me atormentó
y huí de ella
cada vez que tuve oportunidad.

No sé qué siento por la canción del flamingo
porque me recuerda a ti cantándole a otro
y me recuerda a mí siendo un patán
pero ahí estamos juntos
en ese pensamiento burdo
que encierra a esa canción fatal.

Sí sé qué siento por ti
amor que afloró en mi pecho
regalo caído del cielo
belleza en medio del caos
un mito
ahora eres un mito
una leyenda a lo Zelda
un cuento para contarle
a todos los que saben de amor
a los que han perdido
y a los que han soñado
con algo como tú alguna vez.

Tú no eres mi calma
canción del flamingo
tampoco serás mi tormenta
ya no más
porque la oscuridad termina
las tinieblas se disipan
y me encuentro con la idea
de que yo soy mi calma
siempre debí ser mi calma.

Tú tarareabas la canción del flamingo
queriendo decirme algo
y no te escuché
no te volví a escuchar 
no te dejé hablar
y después anhelé tu voz
en mis oídos
y esa voz muda reaparece 
siempre
con tu canción
cada vez
otra vez.

Tú no eres mi calma
canción del flamingo
tampoco serás mi tristeza
ya no más
porque las sombras le abren
paso a la luz
y me encuentro con la idea
de que yo soy mi calma
y de que así serán las cosas
desde ahora hasta el final.


Una canción, un recuerdo.

L.F. Arias






viernes, 16 de septiembre de 2016

Yaya

Me dijiste que antes 
eras más feliz,
que tenías a un hombre
que no te amaba;
un sueño
en el que nadie creía.
¿Eras entonces
más feliz, Yaya?

¿Por qué?

Me confesaste que antes
te entregaste por completo,
que tenías la ilusión 
del casamiento;
un sueño
en el que solo tú creías.
¿De verdad eras
más feliz, Yaya?

No lo entiendo.

Me contaste de tu amigo,
al que la "o" se le podía
cambiar por una "a".
Al que le gustaba
lo mismo que a ti,
y eras feliz, Yaya.
Eras feliz en libertad.
Eras feliz siendo tú.

¿Qué pasó?

Me hablaste de tu amiga,
la de la boca grande.
La contadora insatisfecha.
A ella le faltaban cojones
para hacerse querer.
Ella no era feliz, Yaya.
Tú intentaste ayudarla,
pero no te ayudaste a ti misma.

¿Es difícil, no?

Me dijiste que
me extrañaste en la oficina
porque yo te hago reír,
porque soy un pervertido,
y mi habilidad con las palabras
te resulta divertida.
Soy un loco infantil,
desgraciado y perdido.
¿Cómo puedo hacerte feliz, Yaya?

No me digas.

Me pediste que deje
mi pasado atrás,
que me olvide de ella.
¿Qué tal si haces lo mismo?
¿Qué tal si volvemos a comenzar?
¿Qué tal si vuelves a ser feliz?

¿Eres feliz, Yaya?

Miénteme, por favor. 






Tu felicidad es tu responsabilidad.


L.F. Arias






viernes, 26 de agosto de 2016

Caminemos Esperanzados

Por: L.F. Arias


Lechería, Edo. Anzóategui, Venezuela, 2016

     Un hombre que conozco, y en cuyo juicio confío, me regaló hoy una definición de la esperanza que no había escuchado antes, y es que qué es la esperanza. Puedo pasarme enormes ratos pensando en una definición propia para esa palabra tan bella. Puede ser la esperanza el anhelo de que algo que queremos suceda, o también puede ser la vaga espera, que realizamos con fe, a que algo suceda. Pues quiero compartir con ustedes la definición que él me dio: “La esperanza no es lo mismo que optimismo. No es la creencia que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido y que vale la pena luchar por él. La esperanza no es un aguardar pasivo, sino una actitud de construcción, de labrar lo que se busca conseguir e insistir en ello hasta el final”. Esta definición la sacó de un artículo de Ángel Oropeza titulado “Cómo combatir la estrategia madurista” publicado en Diario El Nacional, en ella el autor cita a Václav Havel.

     “Luchar por algo que para nosotros valga la pena”, ¿qué vale la pena para nosotros? Es algo que debemos internalizar. Vamos, los invito a profundizar en sus mentes a manera de ejercicio. Saben, ahora en agosto del año 2016 pienso en qué cosas valen la pena para mí. La familia vale la pena, hacer el esfuerzo de convivir en paz y ayudarnos unos a otros vale la pena. Las nuevas experiencias valen la pena, arriesgarse e ir a esos lugares que nos dan miedo o iniciarse en un arte, en un oficio; da miedo girar el volante para hacer algo fuera de la zona de confort, pero vale la pena. Hacer las paces con el pasado vale la pena, perdonar, tener compasión con uno mismo y dar espacio para que la paz se aloje en nuestras mentes vale la pena.

     Tengamos esperanza en nosotros mismos, en que vamos a estar bien mañana, porque estamos bien hoy; porque los errores de ayer no han sido más que grandes maestros. Seamos mejores personas para poder construir un mejor presente. Los invito a ser parte del cambio, porque es lo que Venezuela y el mundo necesitan: Mejores personas, personas con esperanza.

     Una mujer que conozco, y en cuyo juicio confío, me comentó hoy mientras íbamos en el bus que hay metas que requieren de un esfuerzo extraordinario para ser alcanzadas. Fue entonces que me puse a pensar en el significado de la palabra extraordinario, que no es otro más que algo que excede lo normal, por lo que un esfuerzo extraordinario viene siendo un esfuerzo superior al que solemos hacer.

     “Un esfuerzo mayor al que solemos hacer”, ¿Consideras que haces un esfuerzo mayor al normal de cara a alcanzar lo que quieres? Es otra cosa que debemos internalizar. Vamos, los invito a pensar en esta pregunta también. Yo puedo decirles que muchas veces no, ya saben… Yo no les voy a mentir. Sucede que lo urgente muchas veces saca del paso a lo importante, a lo que vale la pena. Muchas veces nos dejamos arropar por el ritmo trepidante de la sociedad actual. Permitimos que los problemas jueguen con nosotros, que afecten nuestra paz. Ya no más.

     Tengamos esperanza en nosotros mismos, en que eso que queremos lo vamos a conseguir, un mejor trabajo, concluiremos un proyecto, conoceremos a alguien que va a cambiar nuestro mundo, estaremos llenos de paz, seremos felices. Recuerden que somos mundos en movimiento, que generamos cambios en los demás, evolución. Trabajemos duro, hagamos ese esfuerzo extraordinario y llenos de esperanza llegaremos a nuestro destino. Si enfocan bien la mirada en el horizonte seguro podrán ver ese lugar con el que sueñan; los está esperando.


    Cada paso que damos hoy, nos acerca adonde queremos llegar. Pisemos firme entonces, caminemos esperanzados. 




lunes, 1 de agosto de 2016

Las Ballenas Son Felices

Que las ballenas sí pueden volar
y este es mi argumento:
Si el agua del mar
fuese viento
ellas se desplazarían
flotando libres
en busca de alimento
o de algo más
que solo ellas saben
que solo ellas buscan.

Que las ballenas sí pueden hablar
aunque sus voces no comprendas
porque si vuelan
hablan
sueñan
y son conscientes de algo más
que su mera existencia
submarina.

Qué las ballenas sí pueden sonreír
solo que no lo hacen porque
son muy gentiles
ellas saben que le tememos
a sus dientes
también saben bailar
y pasarse un buen rato
mientras reinan en
las profundidades del océano.

Que las ballenas son unas locas
y te lo dice un loco
que sí
las ballenas son felices
porque no se preocupan
por lo que va a pasar mañana
en cambio siguen volando
hacia la superficie
para asomarse fuera del mar
y expulsar chorros de agua
de sus cabezas
para saludarme a mí
y burlarse de tu incapacidad
de entenderlas
de entender que existe
algo más de lo que
tus ojos te muestran.



Puede que no lo veas, pero "el hoy" es hermoso.



L.F. Arias



miércoles, 13 de julio de 2016

Una Amiga Anónima

Me miras y no lo haces,
eres fría,
es tu manera de ser.
Me intimidas y desespero,
eres distante,
tengo miedo.
Me aterra la idea de
tenerte y que sea mentira.

Vives en la penumbra,
te gusta calcular;
es tu manera de actuar.
Me pones nervioso,
estoy inseguro.
Sueño con murciélagos
que me muerden las manos,
sangro sin saber
que lo hago.
No me duele.

Me asusta la idea
del contagio.
Asimilo tus maneras
y me congelo en el invierno
que brota de tus labios
cuando afirmas
que me disfrutas.

Caminas, me tientas,
sabes bien lo que haces
porque cada paso
lo has previsto.
Eres ingeniosa, 
eres un misterio
y disfrutas de torturar.
Me aprieta el pecho
tu voluntad de piedra.
Me entristece la idea 
de entregarme y
que no me recibas.

Me nubla
la idea de que
nos limites
al anonimato.
Entiendo que no haya
nada más.
Sin embargo,
me daría gozo
considerarte, alguna vez,
como algo más que
una amiga anónima.



El trato es claro: No hay algo más. ¿Por qué querría más?



L.F. Arias



martes, 5 de julio de 2016

Esperando Explicaciones

Por: L.F. Arias


Yo a veces le pido a Dios que me explique qué es lo que está pasando, ¿y sabes qué hace? Se hace el loco. Me comentaba el otro día mi buen amigo Roberto Ettegui. El hombre me lleva unos 25 años, pero sigue siendo un chamo. Soy un adulto joven, contemporáneo, tú me entiendes. Siempre dice él. La conversación tuvo lugar en su casa. La ocasión no era otra que la de su cumpleaños. Cuando le pregunté qué podía darle, él se echó a reír y me dijo que una caja de cervezas, me tomó 2 horas persuadirlo para que me aceptara dos botellas de ron, porque lo crean o no (si no viven en Venezuela) no había cervezas en las licorerías ese fin de semana. 

Y es que, coño, Floyd. No tiene sentido esta vaina. Continuaba con su discurso motivado por la situación actual del país. Roberto que acaba de superar el medio siglo, vaya que pateó calle en sus veintes, se pueden imaginar entonces cómo se siente. ¿Cómo es posible que uno cumpla años y no pueda tomar cerveza? ¿Qué clase de infierno es este? La escasez del líquido dorado no fue algo que nos cayera por sorpresa a los venezolanos, hacía tiempo que lo esperábamos con resignación. Cuando no haya caña, bajarán los cerros... ¡Qué mentira! ¿En dónde están que no los veo? Claro, bebiendo cualquier otra guevonada que hayan podido pagar. Roberto negaba con su cabeza. No hay arroz, ni pasta, ni harina, ni aceite… ¿Y ahora me van a quitar la cerveza? No me jodan vale. Uno queriendo celebrar otro cumpleaños y no lo dejan... Por lo menos no como uno quiere. Estábamos mirando la calle desde la ventana de su balcón. Las personas caminaban apuradas. Ni siquiera porque la luz del día seguía bañando las calles, gracias al cambio de horario decretado por el Gobierno, la gente parecía sentirse segura. Lo único cierto de todo esto, es que ahora te roban con iluminación natural a las siete “de la tarde”. ¿Quién podría sentirse seguro en una de las ciudades más peligrosas del mundo?

¿Te acuerdas de los viajes a Margarita? Sí que acabábamos el trapo allá. Roberto hacía alusión a las numerosas visitas  a la casa de sus abuelos. En aquellos días viajábamos todos los del grupo: Tati, Ari, Marcos, Gustavito, él y yo. Las parrilladas, las noches en la playa, las rumbas. ¿Cómo olvidarlo? Fueron años de dicha. Y eso que tú no estabas en la cuarta República, tuvo sus momentos difíciles, pero era mejor que los mejores años de esta quinta. Lástima que nunca lo sabrás porque a los únicos presidentes que has conocido son a Chávez y a Maduro. Siento pena por ti. Hasta yo siento pena por mí. ¿Será que estoy dejando que los mejores años de mi vida se sequen acá?

Yo sé que sí te vas a ir, no me has dicho nada, pero se te nota en los ojos. Te da miedo, pero lo vas a hacer con miedo. Tú sabes que sí. Roberto lleva meses insistiendo en que este 2016 es vital, o Venezuela se termina de hundir o comienza a subir como la espuma, no hay punto medio según él. La noche es más oscura antes del amanecer. Tati, con quien se casó a finales de 2008 y Martha, una amiga, atravesaron la sala para traernos los tragos recargados. Hoy estamos acá por tu cumpleaños, gordito, ya dejen de hablar de política. Ella siempre ha sabido calmarlo. Vámonos, Martha, ya van a estar listos los brownies. Se marcharon de nuevo. No sé qué haría sin esta mujer. Me dijo Roberto.

Sabes, Floyd, creo que le he estado pidiendo explicaciones con respecto a lo que sucede en el país al equivocado, Dios no me va a responder esa pregunta. Tengo que preguntarle es al Diablo, porque esta situación es macabra. Los últimos rayos del sol desaparecieron. Las mujeres se reían en la cocina, algún chiste feminista de esos que le gustan a Tati habrá sido el motivo. Nosotros continuamos conversando, cambiamos el tema, mientras veíamos cómo la gente atravesaba la avenida a las carreras por miedo a ser robadas. Ya saben, lo normal. 



domingo, 19 de junio de 2016

Junio: Lector del mes

En esta oportunidad el Lector del Mes es: Lawrence Arias. Fiel lector del Blog y que se caracteriza por dejar siempre algún comentario. Lawrence Arias es, también, mi papá, y siempre converso con él acerca de cada nueva entrada que publico en el Blog. Él es uno de mis tres primeros lectores y este mes he decidido darle el honor de responder a mi cuestionario para que se exprese libremente y nos cuente acerca de él y de su experiencia leyendo "17's".

Es entonces para mí un gusto darle inicio a esta publicación especial:


Para iniciar el día, cuéntanos, ¿Quién eres?

Soy Lawrence Arias  y me considero una persona que le gusta vivir libre, también me gusta alejarme de vez en cuando de todo el mundo y sentir plenamente la soledad, me encanta sentarme en la arena y ver el mar para pensar en las cosas que me hacen feliz. Algo muy peculiar de mi persona es llevarle la contraria a todo el mundo, realmente no sé por qué lo hago ya que siempre me trae problemas. Otra cosa que suelo hacer es no demostrar lo buena persona que soy, me escondo tras un muro aparentando ser fuerte, sin embargo, algún día me gustaría que todos pudieran conocer a esa persona que se esconde, porque es una persona con un corazón muy grande.

"Me encanta sentarme en la arena y ver el mar para pensar en las cosas que me hacen feliz".

¿Qué es lo que más te gusta del Blog “17’s”?

Que lo escribes tú, hijo. También me gusta que siempre logras darle un toque de tu gran inspiración y sentimiento, siento que eres capaz de transportar a tus lectores a otros sitios gracias a tu gran imaginación.

¿Cuáles son tus “entradas” favoritas del Blog?

Ahora sí que me la pusiste bien difícil, así que tal vez queden algunas por fuera, pero eso no significa que no sean muy buenas, allí voy:

Ella no entendía la hora militar.

Estrella fugaz, ya que da un bello mensaje.

Mínenla cómo viene y mírenla… ya se va, dame solo una cosa… ”PAZ”.

Ese niño se paseó por la ciudad vistiendo su camisita blanca del colegio y una enorme confusión, esta historia es totalmente real, muy triste y solo espero que a PEDRITO le haya cambiado su vida.

Familia, ya que “… es el núcleo social que nos nutre como personas”. Lo dices tú.

Perdido en la sabana, es el principio de tu nueva vida.

Sueños socialistas, una crónica acerca de la cruda realidad.

Un lunes más en mi vida, simplemente genial, me quede con ganas de seguir leyendo. Phany me encantas eres tan natural.

Si te vuelvo a ver, ya que demuestra que en este mundo existe el perdón.

Aroma, me encanta leer algo cuando tiene mucha rima:

“No hay aroma como el de ella,
Porque cuando partió perdí el olfato.
Perdí todos mis sentidos,
Recordarla así no es sensato”.

Piensa en tu vida, ¿Cuál ha sido el momento más feliz?

He tenido muchos buenos momentos en los cuales tú has estado relacionado con ellos, pero decidirme por un gran día feliz... Podría decir que fue el día de tu graduación, y nunca podré olvidar cuando recibiste tu diploma de Ingeniero.


¿Qué opinas acerca de las derrotas?


Las derrotas… uhhhh… Algo muy doloroso y existen de diferentes maneras, por ejemplo, en lo deportivo y en lo personal. Ambas nos llenan de mucha tristeza aunque de muy diferentes maneras. Las deportivas duelen pero siempre llegará el momento de la revancha y las personales nos llenan de una tristeza de la cual podemos obtener aprendizajes que nos ayudan a crecer como personas.




Creo saber tu respuesta, pero vamos a divertirnos: si pudieras tomar una habitación en blanco y acomodarla a tu gusto, ¿Qué encontraríamos en esa habitación?

Lo primero que haría sería llenar de colores tanto las paredes como el techo; eso es algo que me da vida, después colocaría un gran televisor en la pared, pondría un buen espejo ya que lo veo como algo que me ayudaría a ver realmente la persona que soy; tendría una cama grande con sabanas pintorescas. En pocas palabras: transformaría la habitación en algo muy psicodélico.

Ahora la pregunta final, dime: si la vida fuese de un color, ¿De qué color sería?

Azul es mi color preferido, pero a la vida en sí la pondría totalmente de muchos colores ya que para mí significaría que en cada uno siempre habrá variedad. Podría ver la vida con un sinfín de variables que me animarían a vivirla cada día de una manera diferente.

"La vida es una sola, así que mejor exprésale a las personas que tanto quieres lo importantes que son para ti". Lawrence Arias (2016)






domingo, 12 de junio de 2016

Yo Siempre Vuelvo

Yo siempre vuelvo
porque entiendo que
mi lugar se encuentra
en dónde solía estar
antes de la partida.

Revivo el recuerdo de tus ojos
clavados en las estrellas
durante las noches de ilusión
en las que te recitaba
mis cartas de amor.

Yo vuelvo otra vez
porque mi mente nunca
se marchó en realidad,
solo mi cuerpo se alejó
del que era mi hogar.

Regresa el momento
en el que el tiempo se detenía
cuando dejabas de hablar
para decirlo todo
con besos.

Mis ojos son de cristal
por tu memoria,
porque no hubo manera
de sacar de mi pecho
todo el amor que sembraste.

Nunca me sentí más completo
que cuando comprendí
que no existe distancia
en este mundo, ni en otro,
que me separé de ti.

Hoy tengo claro que fuiste más
que una mujer mágica,
porque fuiste mucho más.
Porque fuiste una luz,
porque fuiste mi amiga.

Hoy vuelvo a escribir para ti
aún cuando no me lees,
porque no hay señales
de que me leas;
no las he visto.

Hoy vuelvo a hablar de ti,
a pesar de que nadie
quiere escucharme,
pero es que te recuerdo
a cada instante, y no puedo…

No puedo dejar de anhelarte,
de quererte cerca de mi,
de escucharte hablar,
de sentir que respiras viva
porque estás feliz.

No puedo dejar de quererte feliz,
aún cuando le sonrías a otro
porque te han vuelto a enamorar,
porque han sanado el corazón roto
y has vuelto a querer.

Nadie me entiende,
ni yo me entiendo.
Solo sé que quiero
saber cómo estás
y en dónde.

Yo siempre vuelvo
porque cuando te dije
que estaría por siempre,
lo dije de verdad…
Lo dije desde el corazón.

Yo siempre vuelvo
porque mi hogar
está entre tus brazos
y mi vida encuentra la luz 
en tu amistad.





"La eternidad es igual a un Por Siempre sincero"


L.F. Arias.



lunes, 30 de mayo de 2016

Mi Amor

No hay amor como el primero. Todos son únicos.
Por: L.F. Arias


I

I know this love is insane / I love this love is insane.

                Las cornetas del viejo iPod del abuelo dejaban escapar una melodía propia de hacía 4 décadas. César yacía sobre el suelo del ático, decenas de hojas tamaño carta reposaban a su alrededor.

You and I knew of every which way / it’s never the same / I’m afraid we’re to blame.

                El sonido de unos pasos anunció el ascenso de un visitante. Los ojos de César se abrieron al máximo, se apresuró a secar las lágrimas que brotaban de ellos. Se sonó la nariz con cuidado y se limpió con la manga izquierda de su suéter de lana.

¿Eres tú, abuelo? Preguntó temeroso, le daba algo de vergüenza que lo vieran llorar. Ya el tiempo de llorarla debía haber terminado un par de semanas antes.
Sí, hijo. Escuché la música. El anciano asomó la cabeza por el agujero de entrada. ¿Qué haces acá escondido? ¿Te estás quedando con la buena música para ti solo, bribón? El viejo estaba sonriente.

I know we are cool kids / I love we are cool kids.

No. César se giró para encarar a su abuelo. Fingió una sonrisa, pero fue muy amarga para que el anciano se la creyera.
Twin Cabins, qué banda. Los escuché por primera vez hace añales, era 2.013.  Negó con la cabeza mientras continuaba su ascenso. Tenía tiempo sin escucharlos.
Son buenos, sí.
¿Sigues triste? Me imagino que por eso estás acá.

Black and White / Red or blue / Never clear, which means I love you.

  Sí, Bueno, no. Es decir…
¿Es decir?
 La extraño, abuelo.

                El viejo avanzó con pasos cautelosos hasta situarse al lado de César. Se sentó con cuidado, hizo un gesto de dolor.

Mi espalda ya no es la misma desde hace años. Sonrió, pero estaba adolorido. Finalmente se recostó de una pared. Lauren era una chica de esas que valen su peso en oro, entiendo que la extrañes.
Gracias. César pareció molestarse con el cometario de su abuelo.
¿Qué te puedo decir? Hay mujeres que le marcan a uno la vida.
Ella era mi Amor, abuelo.

                César escrutó el rostro del anciano, se dio cuenta de que esas palabras le habían diluido el semblante jovial. Algo había pasado.

Never clear, which means I love you.

II

 No tienes idea de cuánto esperé por este día, mi amor. El joven Héctor la miraba fijamente a los ojos. Los mismos ojos. La misma mirada bondadosa.
No, pero ha pasado tiempo, Héctor. Xenia sostenía la puerta de su casa con un talón para que no se cerrara.
Un año y medio. Como setenta semanas. Más de quinientos días, todos y cada uno de los cuales te pensé.
Qué bueno.
Sí.

                Un tenso silencio se apoderó del lugar. Xenia preparando su huida y Héctor mirándola. Ambos sostenían bolsas que se acababan de intercambiar. Héctor esperaba algo que, al parecer, Xenia no iba a darle.

III

Me siento de maravilla. Héctor sonreía de oreja a oreja. Susana, su única amiga, se regocijaba con el cambio de actitud del joven. Lo quería mucho.
Así que finalmente ha terminado, es una noticia fantástica. ¿Cómo sabes que ya estás bien?
Se ha hecho evidente que ya las conversaciones no giran en torno a Xenia.
Eso debe ser un alivio, te debes sentir como si ya no cargaras con ese peso.

                Héctor tomó un muslo de pollo frito de su plato y le dio un mordisco. Negó con la cabeza. Tragó.

Por primera vez en más de 4 años me siento libre. Estoy aquí ahora, hoy es un día maravilloso. Ya no vivo en el mañana.

                Susana tomó su vaso para beber un poco de té frío. Escuchó como el teléfono celular de Héctor sonaba. Ambos se sorprendieron.

¿No vas a contestar?
Es solo un mensaje de texto. Susana hizo un gesto de reprobación con sus labios. Héctor viró sus ojos al techo, después metió una mano en su bolsillo. Sacó el celular. Colocó el muslo en el plato y su mirada se volvió amarga.
¿Qué pasa?

                Héctor colocó el teléfono sobre la mesa. A la distancia, Susana pudo leer el nombre del destinatario: Xenia.

IV

Black and White / Red or blue / Never clear, which means I love you.

                Su abuelo se había quedado sin palabras. Su mirada se perdió en la pared que tenía al frente. La música, y las respiraciones forzadas del anciano, era lo único que se escuchaba.

¿Qué sucede, abuelo? ¿Te sientes bien?
Sí, solo me acordé de una cosa.
¿Qué cosa? ¿Quieres que llame a la abuela?
¡Dios! ¡No! No llames a la abuela. Extrajo un pañuelo del bolsillo frontal de su camisa de botones y se secó la frente.
Es que te pusiste hasta pálido, abuelo. ¿Seguro que estás bien?

‘Cause you are a cool kid.

                La canción murió mientras el abuelo procedía a responder.

Sí, es que reviví un encuentro que tuve hace muchos años.
¿Qué encuentro? ¿Qué pasó?
Una mujer. Le dije Mi Amor por última vez.

                César comenzó a reírse.

Si inventas, abuelo.
No, hijo.
No te hagas de rogar, abuelo. Cuéntame.

V

¿Qué quería? Susana lucía molesta. Caminaban a paso apurado por la avenida Francisco de Miranda. ¿Qué te dijo?
Quiere intercambiar nuestras cosas.
¿Ahorita? Es decir, después de un año y medio. No tiene sentido. Son ganas de joder.
Normal.
¿Cuándo se verán?
Mañana, iré a su edificio.

                Susana tomó por un brazo a Héctor forzándolo a detenerse.

Hace media hora me dijiste que estabas bien, que vives en el hoy. Me dijiste que estabas feliz. No dejes que esto te arruine el momento.
No es eso.
¿Entonces qué te pasa?

                Héctor parecía asustado. Errático.

Tengo muchas cosas que decirle. Quiero hablarle y me da miedo que ella no quiera.
¿Vas a estar bien? Soltó el brazo de su amigo.

                Héctor se limitó a mover su cabeza de arriba hacia abajo.

Yo te llevo. ¿Te parece?
Sí.

VI

Hey there Little honey won’t you Groove? / I’ve trying all night to dance with you.

                La música volvía a inundar el ambiente. Otra canción de Twin Cabins.

¿Está descargado todo el álbum? Preguntó el anciano. No me acuerdo.
No me cambies el tema, abuelo.
Sí, bueno. Sonrió como volviendo a ser el mismo de unos minutos antes. Fue hace años, muchos años. Tenía yo tu edad.
Ya va… ¿Es en serio todo esto?
Sí.
¿Qué hay de la abuela?
No te vayas por otro lado, hijo. Yo amo a tu abuela, pero ella no fue mi primer amor. No hay otro amor como ese. El pie derecho del hombre se movía siguiendo el ritmo de la música. Estás todavía muy joven, ni te imaginas todas las vueltas que da la vida.

But I would like to dance with you / Awkwardly in haze / to this little tune.

¿Cómo era ella? Cuéntame.
Ella era blanca como la nieve. Dulce como el azúcar y bella como ella sola.
¿Qué más?
La amaba, pero era muy joven, no supe amarla al final. Su voz denotaba tristeza.
No te entiendo. César poco a poco fue sentándose de piernas cruzadas.
Eso que me acabas de decir, que Lauren es tu amor, yo lo decía también cuando ella se marchó.
No debiste dejar que se fuera. Yo no quiero dejar que Lauren se vaya.
Hice lo que creí correcto, hijo. ¿Qué sentido tiene retener a alguien que desea irse? Hay un proverbio japonés que dice: “No retengas a quien se va, ni rechaces a quien llega”.
Y, ¿Qué se supone que significa eso?
Que lo que pasa es lo mejor, hijo. Que si ella se va, es porque tiene que irse y que lo que viene será mejor. El muchacho no lució convencido.
¿Cómo la conociste? César frunció el ceño. Hizo la pregunta mientras digería las palabras de su abuelo.
Estábamos en una fiesta.

VII

                La melodía era mágica. El momento parecía correcto. Todo en Héctor estaba bien. La sala de la casa de Susana era un territorio invadido por gente chévere. Por lo menos todos se veían bien, podía ser una trampa armada por la cerveza. Diez cervezas llevaba en su cuenta.

La vas a deshacer con la mirada. Susana se burlaba de Héctor.
Es que es bella.
Sí, Xenia es hermosa. Creo que no tiene novio.
Está bien.
Háblale, bobo. Sabes que te mueres por hacerlo.

                Héctor sonrió medio ebrio y caminó torpemente en dirección de la amiga de Susana. La habitación se movía. Las sonrisas se alargaban en los rostros de las personas que se encontraban en ella. Xenia lo miró con curiosa expectación.

Well we shouldn’t be wasting time / Spend it now.

¿Te gusta Twin Cabins? Héctor inició la conversación.
Sí. Son cool.
¿Quieres bailar? Preguntó y después le miró los zapatos, unos botines converse completamente negros.
Sí.

We shouldn’t be saving time.

Me gustas. Dijo Héctor sin pensarlo primero. El aroma de sus cabellos rojizos lo embobaba. Xenia le dedicó una sonrisa. Solo bailaron un rato sin hablar. Ella le dio su número de teléfono al terminar.

VIII

¿Puedo decirte algo? Preguntó Héctor sin que viniera al caso. Lo hizo porque el silencio lo estaba matando.
Claro. Ya estamos acá.
Te quiero, siempre te quise y no he dejado de hacerlo.
Yo también te quise. Mucho.
Lamento no haberlo dicho lo suficiente, también lamento no haberlo dicho con la intensidad que lo deseaba, con la intensidad con la que lo sentía. Héctor se sentía cada vez más libre.
Es una lástima que el tiempo se haya pasado así.
 No ha habido noche en la que haya dejado de pensarte. Te pienso al despertar y al irme a dormir. Te imagino en todos lados. Cuando como, estás sentada a mi lado en la mesa.
Ya, Héctor, suficiente.
Cuando veo una película, estás recostada de mi pecho. En las noches, reposas a mi lado, el lado izquierdo de la cama es tuyo. Cuando estoy con alguien más, ahí estás tú. Escucho tu voz con cada soplo del viento, porque tú eres viento, eres vida. Tú eres inspiración, mi motor, aun cuando estás ausente físicamente.
No digas más, por favor, Héctor.
Sé que mi tiempo pasó. Sé que se acabó. Pero lamento cada día no haberte dicho todo lo que te quería decir.
Para, Héctor, vamos…

                Héctor dejó de hablar. Xenia apretaba la bolsa que le había entregado Héctor al llegar. Él apretaba la que ella le había dado como parte del intercambio de cosas.

IX

                Susana manejaba como una anciana, parecía como si no quisiera llegar a casa de Xenia. Héctor iba de co-piloto. No decía nada. Solo se escuchaba la música. Twin Cabins en la radio.

Wait for me to come / I know I’ve waiting for so long.

¿Seguro que has puesto todo en esa bolsa?
Sí, ella no dejó nada realmente importante en casa.
¿Qué dejaste tú en la de ella?
Tonterías, cositas.

                El edificio se hizo visible, ya estaban en la misma cuadra.

There’s never been a better day / None of this is ever going to go away.

Entonces son ganas de joder, no tiene sentido que después de tanto tiempo vayan a intercambiarse “cositas”. Cómo la detesto…

                Héctor sonrió nervioso.

Es el fin del ciclo. Es necesario. Pasé muchas noches esperando por este momento.
Tú estás loco, no te entiendo. Te dejo aquí y me estaciono por allá para esperarte. Suerte.

If I’d seen your ways (I would go insane).

                Susana se alejó en su vehículo. Héctor avanzó rumbo a su destino.

X

Xenia estaba incómoda. Héctor aterrado. De pronto comenzó a hablar de nuevo.

Tú fuiste el regalo más bonito que me ha dado la vida, te pedí. Te dibujé antes de conocerte, Xenia. Y te perdí. Eso ha quedado claro.
Héctor, no sigas, por favor. Ya me tengo que ir, lo siento. Xenia parecía cansada. Empujó la puerta con la espalda para abrirse paso al interior del edificio.
Disculpa, pero fueron muchos días queriendo decirte esto. Disculpa.
Gracias, Héctor. Fuiste un novio increíble, solo no funcionó. Tú sabes que no funcionó.
¿Por qué me escribiste?
¿La verdad?
Nunca he pedido otra cosa, mi amor.
Quería saber cómo estabas. Veo que estás bien.
Estás bella. Tú sabes que tu belleza se divide en tres. Xenia lució calmada, parecía saber lo que diría Héctor. Tu belleza está aquí. Se tocó la sien con su dedo índice. Aquí. Se tocó el pecho a la altura del corazón. Y ahí. Hizo un ademán indicando que el resto del cuerpo de Xenia era bello. ¿Cómo no amarte? Solo tú eres tú, tuve mucha suerte. Los cachetes de Xenia se tornaron colorados. 
Ojalá hubiese funcionado. Cuídate mucho, Héctor. Ten una vida bonita. Sus ojos se aguaron.

Héctor sonrió triste. Apretó más la bolsa que le había entregado Xenia y se preparó para unas últimas palabras.

 Cuando sientas que todo está mal, recuerda que en algún lugar de Caracas, de Venezuela o del planeta, alguien confía en ti y cree que eres la mujer más maravillosa del mundo.

A Xenia se le escaparon dos lágrimas antes de despedirse con la voz entrecortada y con un movimiento rápido de su mano izquierda.

Hasta luego, mi amor. Le dijo Héctor mientras la puerta se cerraba frente a él. Esa fue la última vez que se lo dijo. Pudo notar, antes de que ella se perdiera detrás de la puerta, que estaba usando los mismos zapatos de la primera vez, los mismos botines negros.

XI

¿Qué pasó con ella, abuelo?
Se marchó, eso pasa. Hay personas que se aparecen en tu vida para darte lecciones, unas más breves que otras. Cuando se supone que debes haber aprendido, se marchan. Si se dan cuenta de que no estás aprendiendo, se marchan también.
¿Y la abuela?
Tu abuela apareció mucho después. Como tres años después.
¿Nunca has sentido como que la abuela es tu amor?
Sí, claro. Solo es otra clase. El abuelo se guardó su pañuelo. Me siento como en una rueda de prensa, carajo.
Disculpa. Solo se ha hecho interesante la conversación. César se alborotó el cabello con una mano.
Tranquilo, hijo. Ahorita estoy acá para ayudarte.
¿La volviste a ver, abuelo? ¿Qué pasó?
Sí, la volví a ver dos veces. Una vez en el metro, ella no me vio. Estaba lejos, del otro lado del andén. Otra vez la vi durante la presentación de mi primer libro hace 32 años. Ella estaba parada al final del salón. Me vio, la vi. No hablamos.
Eso es triste… Ojalá no me pase con Lauren.
¿Te rehúsas a dejarla ir?
Sí, mucho.
¿Le has dicho cómo te sientes?
No, llevo toda la tarde tratando de escribirlo. Miró por todo el suelo del ático, había decenas de hojas regadas.
Creo que sería mejor si vas  y se lo dices en persona. El abuelo aclaró su garganta. A lo mejor no es hora de que se marche.
 ¿Ahorita?
No hay mejor momento, hijo.
Pero estoy hecho un asco. César parecía preocupado.
Entonces date una ducha, vamos, no pongas excusas. Le reclamó al muchacho.
Es que me da miedo que ella no se sienta igual.
Si nunca hablas con ella, no lo vas a saber.
Sí… César se levantó con cuidado de no golpearse la cabeza con el techo. Tienes razón, no tiene sentido quedarme callado. Comenzó a caminar y se detuvo al llegar al agujero de salida. Pensó por un momento, bajó dos escalones y se detuvo de nuevo. Abuelo, ¿Cómo se llamaba?
¿Quién?
La chica.
Xenia, se llama Xenia.
Gracias por compartirlo conmigo, abuelo. César continuó bajando por la escalera hasta perderse de vista. Héctor, viejo y nostálgico, se quedó escuchando el final de la canción.

Well if you are sure / I know I’m sure.

Muchachos, siempre con miedo de decir lo que quieren decir. Suspiró cansado. Xenia amaba Twin Cabins… ¿Qué habrá pasado con ella? Se quedó hablando solo mientras moría la melodía.