Por: L.F. Arias
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Lechería, Edo. Anzóategui, Venezuela, 2016 |
Un hombre que conozco, y en cuyo
juicio confío, me regaló hoy una definición de la esperanza que no había escuchado
antes, y es que qué es la esperanza. Puedo pasarme enormes ratos pensando en
una definición propia para esa palabra tan bella. Puede ser la esperanza el
anhelo de que algo que queremos suceda, o también puede ser la vaga espera, que
realizamos con fe, a que algo suceda. Pues quiero compartir con ustedes la
definición que él me dio: “La esperanza no es lo mismo que optimismo. No es la
creencia que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido y que
vale la pena luchar por él. La esperanza no es un aguardar pasivo, sino una
actitud de construcción, de labrar lo que se busca conseguir e insistir en ello
hasta el final”. Esta definición la sacó de un artículo de Ángel Oropeza
titulado “Cómo combatir la estrategia madurista” publicado en Diario El
Nacional, en ella el autor cita a Václav Havel.
“Luchar por algo que para
nosotros valga la pena”, ¿qué vale la pena para nosotros? Es algo que debemos
internalizar. Vamos, los invito a profundizar en sus mentes a manera de
ejercicio. Saben, ahora en agosto del año 2016 pienso en qué cosas valen la
pena para mí. La familia vale la pena, hacer el esfuerzo de convivir en paz y ayudarnos
unos a otros vale la pena. Las nuevas experiencias valen la pena, arriesgarse e
ir a esos lugares que nos dan miedo o iniciarse en un arte, en un oficio; da
miedo girar el volante para hacer algo fuera de la zona de confort, pero vale
la pena. Hacer las paces con el pasado vale la pena, perdonar, tener compasión
con uno mismo y dar espacio para que la paz se aloje en nuestras mentes vale la
pena.
Tengamos esperanza en nosotros
mismos, en que vamos a estar bien mañana, porque estamos bien hoy; porque los
errores de ayer no han sido más que grandes maestros. Seamos mejores personas
para poder construir un mejor presente. Los invito a ser parte del cambio, porque
es lo que Venezuela y el mundo necesitan: Mejores personas, personas con
esperanza.
Una mujer que conozco, y en cuyo
juicio confío, me comentó hoy mientras íbamos en el bus que hay metas que
requieren de un esfuerzo extraordinario para ser alcanzadas. Fue entonces que
me puse a pensar en el significado de la palabra extraordinario, que no es otro
más que algo que excede lo normal, por lo que un esfuerzo extraordinario viene
siendo un esfuerzo superior al que solemos hacer.
“Un esfuerzo mayor al que solemos
hacer”, ¿Consideras que haces un esfuerzo mayor al normal de cara a alcanzar lo
que quieres? Es otra cosa que debemos internalizar. Vamos, los invito a pensar
en esta pregunta también. Yo puedo decirles que muchas veces no, ya saben… Yo
no les voy a mentir. Sucede que lo urgente muchas veces saca del paso a lo
importante, a lo que vale la pena. Muchas veces nos dejamos arropar por el
ritmo trepidante de la sociedad actual. Permitimos que los problemas jueguen
con nosotros, que afecten nuestra paz. Ya no más.
Tengamos esperanza en nosotros
mismos, en que eso que queremos lo vamos a conseguir, un mejor trabajo,
concluiremos un proyecto, conoceremos a alguien que va a cambiar nuestro mundo, estaremos llenos de paz, seremos felices. Recuerden que somos mundos en movimiento, que generamos cambios en los demás, evolución. Trabajemos duro, hagamos ese esfuerzo extraordinario y llenos de esperanza llegaremos a nuestro destino. Si enfocan bien la mirada en el horizonte seguro podrán ver ese lugar con el que sueñan; los está esperando.
Cada paso que damos hoy, nos
acerca adonde queremos llegar. Pisemos firme entonces, caminemos esperanzados.