¿Qué es esto que corroe mi epidermis?
No lo entiendo, no es propio de mí.
Avanza cual legión valiente
hambrienta de conquista, es vil.
¿Qué es esto que mancha mi sonrisa?
La misma que pensé perdida
cuando su presencia y su alegría
se marcharon en intrépida huida.
¿Quién eres tú, extraña?
Una vaga fantasía febril
que enciende las noches solitarias
de un pobre hombre senil.
¿Quién eres tú, extraña?
Una sombra del ayer
que hoy me acompaña
en la angustia del olvido.
¿Quién eres tú, extraño?
No reconozco las arrugas
que surcan tu rostro
marcado por penurias.
¿Quién eres tú, extraño?
Me confunde el vacío de tus ojos
Que vagan por sus cuencas,
Entristecidos por el despojo.
¿Qué es esto que frena mi andar?
Mis piernas tiemblan temerosas,
del miedo soy manjar,
divagando en fantasías irrisorias.
¿Qué es esto que apaga mis luces?
No comprendo, pierdo el foco.
Todo se sume en tinieblas,
¿será locura? Estoy loco.
Dime quién eres, extraña,
porque creo recordarte entre
sabanas manchadas de sudor
y vino de espumas.
Dime quién eres, extraña,
porque la angustia consume
los minutos que se alargan
prolongando una vida senil sin nombre.
Se han perdido los días entre
los surcos de mi frente,
te miro ahora,
pero eres diferente.
La mujer que perdí otrora
en los días del ayer.
La anciana del recuerdo
que alumbraba el amanecer.
La anciana, antes joven mujer,
dime tu nombre ahora,
no te vuelvas a perder,
extraña compañera.
No te vuelvas a marchar,
extraña compañera.
Responde la interrogante planteada:
¿Cómo es que te llamabas?
| "Vemos lo que no es posible si queremos verlo". L.F. Arias. |
Muy interesante lectura,los años nos llegan a todos y se por que lo digo.-
ResponderEliminartarde o temprano todos llegamos a este punto, tal vez no necesariamente con la edad, pero si a no reconocer quien era, o quien realmente es el otro. :´(
ResponderEliminarBuen día, gracias por tu comentario. ¿Podrías decir tu nombre?
EliminarSaludos.