La mañana no lucía nada prometedora, de seguro perdería mucho tiempo en el banco, pero ya había retrasado demasiado el cambio de mi clave telefónica, estaba un poco harto de no poder usar los servicios que se ofrecían en línea, parecía un cavernícola, puro cajero, así no es como se maneja el dinero en la segunda década del siglo XXI.
El cielo de agosto estaba gris, recordé aquellos días hermosos de abril, con esa brisa que calentaba mis pensamientos de a poco, pero que nunca dejaba de ser fresca; vaya que mis zapatos estaban pesados, el haber trotado la mañana anterior me dejó las piernas cansadas; si tan solo tuviese mejores cosas que hacer, algo estaba pasando dentro de mí, una sensación de derrota, un poco de frustración, nadie le gana la batalla al tiempo, pero ya me sentía como un viejo prematuro.
Tomé un bus de los que ahora se empeñan en cobrar 4 BsF, la verdad era que ya sabía que quería hacer después de ir al banco, y no quería esperar 40 minutos a que pasara el metrobus, saludé al conductor sin recibir ninguna palabra amable de vuelta, nadie, las personas solo me miran el cabello, no importa si lo peino o no, si lo recojo con una cinta o si está mojado por una ducha, pero que más da, el mundo de ahora es tan frío que no vale la pena intentar calentarlo con un poco de humildad o gracia.
El banco estaba abierto, personas de todos los tamaños decoraban el lugar, habían algunos motorizados gordos también, lucían sucios, pero las personas así a veces me sorprenden con pequeños detalles que los hacen ver más limpios que a las personas de clase, bueno, supuesta clase alta, esas etiquetas que uno pone, ¿y para qué?, ¿para lastimarnos unos a otros?, ¿Para dividirnos? o quizás simplemente para sentirnos mejores que otros, o peores... hay muchos tipos de gente, no me sorprendería demasiado.
Contarles como me fue en el banco no es el objetivo de mis historia de hoy, pues ya todos los que me leen deben saber como es eso, la verdad no es muy interesante, solo es así la primera vez, como todas las primeras veces, aunque hay cosas que me siguen dejando enganchado sin importa cuantas veces las haga, siempre depende de la buena compañía.
Una sonrisa galana adornaba mi cara, iba de un cachete al otro, estoy seguro de que alguien mas la habrá notado, disfruté de ella cada vez que se reflejaba mi rostro en las ventanas de los carros que me pasaban por el lado izquierdo; el cielo gris de a poco cambiaba de color, y ya el sol comenzaba a inquietar el ambiente con su calor y su luz brillante; me quité mi suéter de rayas verticales justo en la entrada del supermercado más cercano.
Compré un mango, bueno una manga, saben el mango que es más grande, no entiendo por qué le dicen así; también compré unos marshmallows y una bolsa de papitas de esas que tienen más aire que papas, pagué con mi tarjeta y la cajera me preguntó que por qué no me cortaba el cabello, en la foto de mi cédula tenía un corte muy corto de cabello, según ella me veía mejor, no lo dijo de malas, de hecho me sonrió, pude sentir como mi sonrisa galana le iluminó la nariz de vuelta; no me distraje demasiado y caminé a un edificio que tenía muchos meses sin visitar, esa llave en mi llavero ya no se usaba.
La señora conserje me miró raro, un hombre joven con barba de 3 días completamente desconocido debió sorprenderla, ella era nueva, se calmó cuando una vecina me saludó con mucho cariño, la señora Adela del 1-1, casi me consigue un cupo en la UNEFA cuando planeaba cambiar de carrera y de universidad, salió apurada, creo que iba tarde para su trabajo; tomé el ascensor y me detuve en un piso que no mencionaré.
La reja de la puerta estaba abierta en el apartamento en el que aprendí que la familia no siempre es aquella que comparte tu misma sangre; toqué el timbre para que me abrieran la puerta, rasguñada por alguna criatura canina. Esperé, esperé por un par de minutos, pero no estaba apurado, hacía tiempo que quería hacerlo, esa visita estaba marcada en mi calendario, no literalmente por supuesto, y después de una espera taimada la puerta se abrió, ella me recibió con su cara tan pálida como la nieve.
Hubo un poco de tensión al principio, justo como me lo imaginé tantas veces antes de dormirme, ella había vuelto a teñir su cabello de castaño oscuro y sus labios seguían igual de grandes, pero el tiempo es sabio y ya no había nada en ella que consiguiera atraerme, la magia había muerto desde aquel mes de noviembre en el que experimenté por primera vez la desgracia de un corazón roto por una mujer, esa sensación horrible, espantosa, tus ojos se vuelven cascadas y un pozo profundo y helado se forma en el medio de tu pecho, un hoyo sin fondo, pero lleno de pesar y soledad, lleno de fracaso y de frustración como las cosas que han invadido mi cabeza de a ratos desde hace algunos días.
No me dijo nada, ya no había nada que decir, o eso creí yo durante más de un año, hasta que lo comprendí, hasta que ver sus fotos sonrientes no me causaron ganas de vomitar, hasta que asimilé mi destino y descubrí la verdad, acepté lo que la vida me propuso, y gané, o eso creo.
-¿Está tu mamá en casa? - le pregunté sin caer en la trampa del silencio que ella proponía
-No, todos salieron, estoy sola - me respondió esperando que me fuera rápido
-Hummm... había comprado esto - le enseñé la bolsa
-Mi abuela disfrutará de ese mango grande - me dijo, a su abuela le encantaban las mangas
-¡Oh!, disculpa, las papitas son mías
-¿Sigues siendo adicto a esas cosas? - me preguntó
-Y al té de limón también, yo nunca cambio
-Bueno yo les daré estas cosas y les diré que son de tu parte
No quise prolongar lo que ya de por sí era muy incomodo, así que hice lo que tenía que hacer, dije lo que tenía que decir, me tomó muchos meses para sentirme finalmente bendecido, aliviado, triunfante; y desde entonces me moría por hablarle para darle las gracias; las gracias por haber tomado una decisión que generó un cambio para ambos, ella se iría con ese tal Charles y yo me quedaría sólo, pero gracias a eso aprendí cosas de mí mismo que nunca hubiese descubierto a su lado.
-Ah... ¿Gracias? - dijo, como siempre mostrando ese lado repelente que yo detestaba
-Sabes, estoy muy agradecido, te debo un gran favor, pues ahora sé que estoy lleno de amor; podrás decir lo que quieras de mí, que soy egoísta, superficial, que soy tacaño y flojo, quizás que soy flaco y pequeño... pero nunca podrás decir que soy una mala persona, nunca podrás negar que soy un hombre complejo, sensible, amable, amoroso y correcto, nunca podrás decir que soy uno más del montón, pues yo soy único, y no único como los demás que aunque son diferentes quieren ser iguales y siguen un patrón, yo soy diferente, misterioso y hasta fastidioso, pero encantador.
-Ajá...
-Hoy vine hasta acá para abrazarte y darte las gracias, por darnos a los dos una nueva oportunidad de ser felices, por permitirme crecer, y me hubiese hasta encantado que él estuviese aquí.
-¿Charles?, pero si él te odia, tú si que eres bien extraño Floyd - me dijo con aires de superioridad
-Él me odia, pero yo ya no lo odio a él, no es mi culpa que las cosas hayan pasado así, ni tampoco es su culpa, pero quisiera abrazarlos a los dos, sonreírles y salir corriendo a mi casa, quizás hoy pueda besar a mi novia mientras vemos caer al sol desde la mesa de ping pong de mi edificio
-Pues, de nada, no sabía que te sentías así, ¿te está yendo bien?
-De maravilla
-Que lo disfrutes, nos vemos luego
A pesar de todo, algunas personas no están dispuestas a aceptar un abrazo, hacer las paces no les parece suficiente, e ignoran el lazo que se puede formar cuando uno está dispuesto a perdonar y seguir adelante, cuando dejando a un lado todos los malos ratos estamos dispuestos a lanzarle una sonrisa galana a la vida.
"La verdad duele, cuando la dices, cuando la escuchas y cuando la lees".
L.F. Arias
| Floyd - Unas cuantas navidades atrás |
Guao floyd,de verdad q sabes manejar las cosas de la vida,te felicito si ya te sacaste el demonio q le queda a uno adentro cuando se acaba una relación pero no lo tomes a mal lo q voy a decirte ok.-
ResponderEliminarYo se que estas bien con yese pero acuérdate q una vez te dije que todavía tienes una larga vida por delante y uno nunca sabe que le tiene preparado la vida a uno no te deseo mal pero tal vez tu vida puede dar otro giro (mañana,la semana q viene,el año que viene o tal vez nunca)
pero ya viviste el fracaso una vez y aunque hayas sufrido ya viste q el dolor no es eterno.-
Te deseo mucha suerte en lo que ahora tienes y que dios te lo bendiga.-
Lawrence Arias (Mr FROG)